sábado, 10 de marzo de 2007

Conclusión


Podemos visualizar después de todo lo planteado que, un aspecto importante que tiene que tratar un modelo pedagógico para la educación inicial es la relación entre el educador, el aprendizaje y los niños y niñas, para establecer sus características y niveles de jerarquización. Asimismo debe delimitar qué papel desempeñan los recursos didácticos que se requieren para llevar a cabo su implementación.
Entre las principales tendencias pedagógicas tenemos los modelos tradicionales basados en la transmisión de información, los modelos activos que provienen de la escuela nueva y los modelos actuales que proponen el desarrollo del pensamiento y la creatividad como finalidad de la educación. Hemos paseado por métodos diversos en contextos diferentes, en cuyos casos coinciden en metodologías y programas.
El maestro que asume el reto de innovar en la escuela es aquél que se plantea con más o menos éxito, y con mayor o menor claridad pedagógica y política, la intención de ponerla a tono con las necesidades y expectativas de los niños y su entorno; es aquél que desarrolla estrategias para que sus alumnos aprendan más y mejor, y está atento a su cultura y circunstancia de vida para incorporarlas al proceso de aprendizaje y hacerlo así pertinente.
De ese modo se avanzará hacia la gran meta de los sistemas educativos contemporáneos, que es proporcionar educación para todos, con calidad y equidad, y teniendo como punto de partida al mismo individuo.

Todos seguimos en la búsqueda de una educación de calidad, pertinente, que tenga los elementos básicos para su desarrollo, que haga a las personas capaces de vivir en sociedad.
Para finalizar, creemos que la buena enseñanza necesita, además de las condiciones materiales y simbólicas necesarias, contar con maestros y directivos que den lugar a los aportes y problemas de las familias para que el deseo de enseñar y el de aprender se entrelacen.

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